
Me aguanto fuerte de esta desquiciada obsesión de ser libre, aparentemente es lo único que queda… Mientras tanto, camino por desiertos colgados de remordimientos, que aun gritan mi nombre. Cae el crepúsculo.
El tiempo ha congelado mis pensamientos, en la disputa desequilibrada, que día a día me gana. Y mientras tanto, envejezco. Me sofoca el viento que cuenta mi historia una y otra vez. La locura alcanza mis brazos, quebrantando toda mi cordura.
Me vuelvo polvo, exiliada de un paraíso inventado. Y ya no siento nada o lo siento todo. No entiendo, no veo, no escucho… Agonizo bajo unos aguaceros ardientes que desgarran mi piel.
Cierro los ojos en busca de redención, encuentro el sueño de bosques ancianos y brisas calmadas bajo un cielo estrellado. Cuelgo mis fantasías de mis hombros y emprendo el viaje, desenado nunca despertar…
Y no despierto.
©C. Feliciano-Avilés, 2015
Me encanta! ¿Como se puede escribir de una manera tan bella?
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Me da mucha alegría leer estas palabras. Esas palabras surgen cuando te permites experimentar todas las emociones que se esconden por que duelen. Escribir es mi mayor pasión. ¡Te mando un abrazo desde Puerto Rico!
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Excelente, las palabras fluyen armoniosamente, evocando sentimientos en todo el texto.
Saludos desde Perú, gracias por visitar mi blog.
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«Y ya no siento nada o lo siento todo.» Un texto precioso Camila, lleno de sentimientos!
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