
Minutos funden mis ojos frente al reflejo que jura cuidar mi secreto. Se postra frente a mí un semblante exasperado que apenas puede murmurar. Caen derrumbadas las crónicas que cuentan estas marcas… entonces, me siento liviana. Desnudo mis emociones para verlas danzar con el pincel que canta mi canción favorita.
Se sientan muy cerca, las sombras que despiertan mis llantos pero hoy no molestan. Hoy solo observan. Sigo recogiendo pedazos que solían ser parte de mí, los beso para despedirlos. Nadan por el aire como estrellas pulverizadas, cubren mis manos, hacen magia.
Pinto hasta quedarme sin aliento, sentada en el suspiro pausado que espera por mi partida. Sensaciones se plasman en mi brocha para ser protagonistas de una historia.
Encuentro mi santuario… solo así lo encuentro. Dentro de un corto sosiego, me duermo entre los sueños que adornan mi hermoso boceto.
Las bestias se apaciguan, las pesadillas merman, los recuerdos se olvidan y me siento libre. Brillan mis labios tras la sonrisa genuina que humaniza una simple fotografía.
Deseos fugaces estrechan mi cielo, entonces… me quedo, para siempre me quedo.
Ahora… pertenezco a este lienzo.
©C. Feliciano-Avilés, 2016
Aplausos, aplausos. No dejes de escribir.
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Es una bella forma de ser inmortal.
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Me encanta eso que dijiste
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