La noche que nos conocimos
La noche se viste de estrellas, iluminando el incognito sendero.
Camino en silencio, bañada de armonía.
Deliberadamente me incorporo a todo lo que vive,
y mi cuerpo comienza a bailar.
Cierro los ojos y me dejo llevar.
Me acerco al mar en una danza que me hace flotar,
y permito que mi cuerpo sienta frío.
Se da un súbito encuentro
entre nuevas emociones y mis sentidos
Me emborracho de euforía,
se abre el cielo
y una luz muy brillante
abraza cada fibra de mí.
Somos estrellas fugaces en colisión.
©C. Feliciano-Avilés, 2018
Esos recuerdos que ilusionan al recordarlos
Me gustaLe gusta a 1 persona