Eris

El tiempo se derrite en los años que pasan sigilosos por las vías oxidadas. Contempla la penumbra de sus últimos días y se pregunta, 

¿Dónde está el suelo compacto que le regalaba estabilidad?

¿A dónde se fue la belleza ineludible de jóvenes primaveras? 

Las carnes se le estiran y el corset apenas aguanta su postura. Los párpados pesan cómo cemento mojado. Le duele los huesos gastados y el pensamiento llega lento y cansado. 

Y sin embargo lo único que quiere es seguir viendo amaneceres.

Quiere sentir el aire fresco de monte en su rostro, el vapor de la lluvia recien caida, comer frutas frescas, recostar su cuerpo sobre sábanas de seda, despertar en sol de medio día, bañarse en la playa y besar su amado. 

Pues en su trayectoria por la vida, ha encontrado que incluso sus desdichas traen consigo milagros.

-C. Feliciano-Aviles, 2022

Deja un comentario