La vida no se POSPONE
Eran tantos papeles, había blanco y negro por todas partes… las paredes, el suelo, la mesa, la silla, mi cama, todo estaba cubierto de papeles. Me detuve para ver la catástrofe en vivo de lo que yacía en mis pensamientos.
Recuerdo prender un cigarrillo, hacer un vaso de whiskey y asomarme por el balcón y ver… un mar insaciable bajo una luna en su máxima expresión. Recuerdo ver el movimiento de los árboles, sentir el aire en mi rostro y pensar…
¿Que estoy haciendo?
La vida no se pospone.
El alma no se pospone.
La salud no se pospone.
La estabilidad emocional no se pospone.
El tiempo no se pospone…
…
Con vaso en mano brindé por la vida, que me hacía un espectáculo.
Me acomodé y volé.
©C. Feliciano-Avilés, 2017