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Dulce químera que proteges mis sueños, déjame colmar mi alma en ti, ahuyenta las bestias que me perciguen en la penumbra de mis pesadillas. Déjame ser libre.
Se repite,
una y otra vez…
Te encuentras y te pierdes
muy facilmente,
en el brillo de los deseos
en el miel de la vanidad.
Qué facil es confundir,
el norte y el sur,
cuando el mapa se distorciona,
se moja,
se arruga.
Qué poco nos miramos al espejo,
que poco conocemos…
Qué facil es perder de perspectiva,
lo que hacemos y porqué lo hacemos…
Y que difícil es reencontrar…
– ©C. Feliciano-Aviles, 2020
Se disipan en el viento, como polvo del desierto.
Se esconden en el pavimento mojado y húmedo de tardes lluviosas.
Descansan en lágrimas silenciosas y labios sellados.
Llegan como olas y desaparecen como tornados.
Se pintan en el rostro del espejo…
Y a veces….
Sólo a veces,
dicen.
C. Feliciano-Aviles, 2020
Todo….
Todo se sabe.
Las mentiras ingenuias con buenas intenciones,
las promesas vacías que se desbordan en el autoengaño,
las noches en las cuales desnudó su verdad mientras dormias…
Al final, todo se sabe.
Las palabras disimuladas que arrojaban tierra en tus ojos,
los deseos de lujuria que transformaban sus días,
el frío de sus gestos cuando prometía amarte,
el esfuerzo mermado…
El tiempo, te dice la verdad.
¿Cual eliges?
La ingenuidad de no saber nada…
El conocimiento de saber todo…
Las consecuencias que cada una arrastra consigo…
¿Con cuál puedes vivir?
Regresa la primavera, la neblina pesada se evapora en el aire, vislumbrando rayos de un sol joven y robusto.
Las flores se lucen en un manjar de vivos colores, se pintan de arcoiris… un beso de Dios.
Lluvia fría despinta la ignorancia de los días que trasnoché, enhebrando mi gran sueño.
Y con semenjante belleza, llega…. el oleaje pesado de energía efervecente, acumulada.
Se tira sobre mi cuerpo, haciéndome pedazos. Me sostengo del grueso tronco que promete no soltarne a la corriente.
Entonces…
Te veo.
Y, me suelto.
C. Feliciano-Aviles, 2020
Caminemos por dónde susurra el viento y la luz alumbra.
Cierra los ojos, para leer los versos escondidos en el roce de praderas y trigales.
Regresa a tu olvido. No mires atrás…
C. Feliciano-Aviles, 2020