
Tocas la puerta. Me detengo frente a ella. No quiero abrirte, pero mis manos se adhieren a la cerradura. Me ahogo de euforía y miedo. Me paraliza la nostalgia y la punzada. Dejo que pase el tiempo….
Doy media vuelta para retroceder y en vez abrí la puerta.
C. Feliciano-Aviles, 2020