Manejo por la frontera que me invita a olvidarte para siempre. Mis manos bailan con el va y ven de las hojas de primavera. Pruebo una barra de chocolate, bajo el sicómoro más alto del valle. Camino por los montes de vientos cálidos. Siento que levitan mis pensamientos sutilmente. Me quedo dormida en las nubes y sonrío. Me he encontrado, estas alas que parecían más nunca volar, se levantan, prometiendo un último vuelo.
©C. Feliciano-Avilés, 2016
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Con tu permiso…
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Hermoso
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