Fotografía: Josefine Martindale
La independencia que a gritos nos llama, se hace tan cerca y viable que emprendemos una aventura en ella. Nos percatamos en el transcurso, de lo rápido que pasa el tiempo cuando se sueña… Aprendemos a apreciar los pequeños gestos, pues la genuina sencillez toca nuestras emociones más profundas. La nostalgia nos acompaña todo el rato y con ella aprendemos a amar nuestras raíces.
Volamos, y mientras más nos elevamos, el miedo nos consume desde muy adentro. Las inseguridades bailan frente a nuestros ojos como dictadores de tus decisiones y incluso, despierta de vez en cuando, nuestra peor versión. Pero… aun con la oscuridad de los días, y la soledad que acompaña mientras creamos, luchamos y trabajamos… una llama arde muy adentro del pecho. Y en la peor de las tempestades, caminamos, siguiendo la luz al final del túnel, bañados de esperanza, deseando a ansias volar más alto.
©C. Feliciano-Avilés, 2017